Zapping || Viajes a lo escatológico

Zapping || Viajes a lo escatológico

Entré al baño. El mingitorio estaba repleto de cubos de hielo. Dudé.

by Divergente.Info

Por @Vlátido

 

Uno

Hace varios años tuve la oportunidad de viajar a Costa Rica. Fue en ocasión de un congreso académico. Es bien sabido que, además de las actividades propias de esos eventos, también hay espacio para conocer el lugar.

Después de la jornada visitamos una cantina en la capital, San José. Bebimos cervezas, comimos botanas y semillas. Tuve ganas de orinar. Al entrar al cuarto de baño estaba completamente vacío, sin ningún mueble ni nada.

-Disculpe, ¿el baño? -insistí al mesero.

-Ese es -me dijo.

-No tiene mingitorio -le dije.

-Es el hoyo en el piso.

Efectivamente, al centro del cuarto, en el piso, había una chichina.

Supe entonces porqué todos ahí tenían los zapatos salpicados.

 

Dos

En enero se celebra la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo. Salen a bailar los parachicos y las chiapanecas; las chuntá y los visitantes; hay feria en el parque y conciertos masivos; antojitos y micheladas en las calles. Es momento de carnaval.

Una tarde fuimos a uno de los tantos restaurantes que hacen su agosto a inicios de cada año. Comimos a gusto en familia. Bebimos también, acompañados de música lejana de marimba y de la rocola del lugar.

Entré al baño. El mingitorio estaba repleto de cubos de hielo. Dudé. ¿A caso se trata de una hielera y estoy en el lugar equivocado? Decidí usar la taza.

Al salir, miré de reojo al encargado del lugar. No quise preguntarle dónde enfriaban las caguamas.

 

Tres

¿Sabes qué es jocear? -me preguntó un amigo mientras bebíamos.

-No.

Entonces me contó que en las comunidades rurales los cerdos, inteligentes ellos, siguen a las personas cuando se van al monte a cagar.

-Ahí donde cae la mierda, los cochis hurgan con el hocico. Eso es.

Le di un trago a mi cerveza. Después le conté que cuando era niño solíamos pasar las vacaciones en casa de mis abuelos, en la sierra.

-Ahora que me lo explicas -le dije- entiendo porqué escuchaba gruñidos de cerdos y veía sus sombras rondar el cuarto de la letrina.

 

 Cuatro

En los días universitarios viajábamos en el vocho de un amigo. Una ocasión, en algunos de los puentes vacacionales, fuimos al puerto de Veracruz. El camino fue largo y en el trayecto bebíamos y nos alimentábamos con comida chatarra.

Después de varias horas de viaje el cuerpo comenzaba a reclamar sus propias necesidades. Sobre la carretera había varios lugares de venta de alimentos. Paramos frente a uno de ellos.

Al bajar del carro pregunté por el baño a la señora que atendía.

-¿Va a ajuerear?

Respondí que sí, sin saber a qué se refería.

-A la vuelta -me dijo.

Caminé hacia el lugar y no había nada. Seguí más adelante y llegué a la esquina. Nada. Avancé hasta rodear la casa para llegar al lugar donde estaba la señora. Entonces supe a qué se refería y ajuereé ahí mismo.

 

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