Kinetoscopio| Miles Ahead: película de gánsteres musicalizada con jazz

Kinetoscopio| Miles Ahead: película de gánsteres musicalizada con jazz

by Divergente.Info

Por Ana Castro

“When you’re creating your own shit, man… even the sky ain’t the limit”.

 

Siempre es un buen día para escuchar a Miles Davis, pero no siempre es bueno ver su biopic. Dado que hoy el “Príncipe de las Tinieblas” cumpliría 95 años me pareció buena idea hablar un poco de la experiencia que es ver “Miles Ahead”, y del poco acierto que tuvo Don Cheadle al llevar a la pantalla grande la vida de este ícono del jazz.

Y bueno, no me mal interpreten, no es que nuestro ‘Rhodey’ (James Rhodes en todas las de Avengers aka Don Cheadle) sea malísimo interpretando a Miles Davis, a decir verdad, le sale bastante bien la voz susurrante y carrasposa que caracterizaba a Davis, luego de que en 1956 le extirpan unos pólipos de las cuerdas vocales, pero… el guión y la trama dejan mucho que desear.

 

‘Yo hago música negra y la hago según el día en que vivo’

“No me gusta la palabra jazz. No lo llames ‘jazz’, esa es una palabra inventada para catalogarte. No llames a mi música jazz. Es música social”, dice Miles (Cheadle) en el primer minuto de este ejercicio que intenta narrar la vida del trompetista estadounidense a finales de los años 70, cuando Davis pasaba el día en pijama, atascado de cocaína y bourbon, y paseándose con una pistola cargada como si fuera un amuleto de la suerte.

Y es que, aunque algunos críticos del séptimo arte la catalogan como una “versión impresionista de Miles Davis”, lo cierto es que la película biográfica del músico, dirigida y protagonizada por Cheadle, tiene notas equivocadas con sus elementos de acción y aventura, pues definitivamente, aquí no se logrará una comprensión completa de la vida de Davis desde la cuna hasta la tumba.

 

Sus momentos más turbios

Don Cheadle busca retratar en Miles Ahead la vida -en sus momentos más turbios, quizá- de nuestro ‘blackbird’ del jazz. Un negro con imagen gansteril, que enarbolando su trompeta revolucionó el mundo del jazz, pasando por el bebop, cool jazz, jazz orquestal, jazz modal, jaz-funk-rock, hip-hop para así coronarse como el padre del ‘hard pop’.

Vaya que en imagen, Cheadle lo logra, pues evoca a la perfección la problemática relación de Davis con su propia mitología: errático, impredecible y constantemente intrigante. «Miles Ahead» suena más como una de las composiciones de Davis que como una película biográfica tradicional.

Coescrito por Steve Baigelman -quien trabajó en el guión de la película biográfica de James Brown, «Get on Up»-  y Cheadle intercambian los detalles biográficos estándar de esa película anterior por una farsa excéntrica e intermitente que examina las condiciones bajo las cuales Davis regresó a la música al final de su prodigiosa carrera.

«Miles Ahead» toma prestado, en parte, el molde improbable de una película de atracos, pues luego de que el insistente reportero musical Dave Braden (Ewan McGregor) aparece en la casa de Davis, para buscar una exclusiva, el músico lo arrastra a una trepidante odisea para rescatar algunas de sus grabaciones privadas de la oficina de Columbia Records.

Y es que, las primeras melodías que escuchas en la cinta no son de sus discos más icónicos como The Birth of the Cool, Kind of Blue o incluso Bitches Brew. Son de un concierto salvajemente experimental de Osaka de 1975, que muchos críticos tardaron 20 años en reconocer como brillante.

 

La añoranza de su amor perdido

La mayor parte de Miles Ahead es un escenario de acción y aventura inventado, con un Miles golpeado por las drogas y suspirando por su amor perdido, la bailarina Francis Taylor (Emayatzy Corinealdi). Sin duda retrata a la perfección a un Davis escondido en su apartamento, obsesionado con un rollo de música nueva, pero no es suficiente.

Pese a los giros “exuberantes” en la trama, Miles Ahead no defrauda en la música. Lleno de referencias pasajeras a varios álbumes y harto de la obsesión del público por «Kind of Blue», este Davis parece preferir la mezcla de música clásica y mundial de su «Sketches of Spain», cosa que le agradecemos a Don, pues nos recuerda aquella versión del Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo.

No obstante, y aunque en su actuación Cheadle mantiene una presencia convincente en la pantalla, la cinta no llega a conformarse con un final satisfactorio, mucho menos con una biopic del “Príncipe de las Tinieblas”, pues termina siendo una película policiaca musicalizada con la obra de Miles Davis.

Sí, un desacierto para Cheadle en el guion y en la dirección, pero que da mucho para pensar hoy, cuando nuestro camaleónico trompetista descansa ya al lado de los más grandes de la historia del jazz: Gil Evans, Dizzy Gillespie, Billy Eckstine, Duke Ellington y John Coltrane.

 

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