Marcopolo Heam//Divergente.info.- El Día de Muertos es una tradición mexicana que se celebra el 1 y 2 de noviembre en la que se honra la memoria de los difuntos.
Esta conmemoración es un sincretismo entre los rituales católicos y las diversas costumbres de los pueblos originarios de Mexico.
En Chiapas, cada comunidad tiene una forma particular de celebrar este día, destacando los colores y tradiciones de cada pueblo originario. Te compartimos esta galería con las celebraciones de Chamula, Zinacantán y Romerillo, comunidades localizadas en la región Altos de Chiapas.
Chamula
Recién amanece, entre la neblina y el viento fresco que recorre el pueblo con ese aroma a incienso y a juncia, a noviembre, en el prematuro mes, las familias tsotsiles se reúnen en un solo lugar: el panteón.
Apenas el sol alumbra las cruces sembradas en las pequeñas montañas de tierra donde cada ser querido descansa, las tumbas son adornadas con flores, frutas, tamales, veladoras, pox, refrescos (coca cola, sobre todo) y copal.
Los mariachis, los cuartetos de música norteña y los músicos tradicionales de la comunidad, conocidos como Max (se pronuncia mach), (monos), van cargando sus instrumentos de ataúd en ataúd, para entonar aquella canción que era del agrado del difuntito o que al visitante le recuerda.
El panteón de Chamula queda a aproximadamente a media hora de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, es una comunidad indígena tsotsil, con un clima regularmente frío, sobretodo en esta temporada, a veces con lluvia, a veces con sol, pero agradable para recorrer el pueblo.
Entre las tumbas, casi al centro se encuentra un antiguo recinto, la que fue una iglesia, que ahora está abandonada.
Al adentrarse, a unos 15 metros, sobre la pared, tres cruces la adornan junto a diversas flores, sobre todo el cempaxúchitl mientras el copal expulsa el humo que aromatiza el lugar.
Desde una pequeña cima, se puede observar el panteón completo, lleno de colores, música, llanto, risas y tristezas.
Una panorámica en la que se observa a las almas visitantes disfrutar de un momento con sus seres queridos, para luego al terminar, despedirse, entre la nostalgia y la alegría de que habrá otro momento para reencontrarse.
Romerillo
A unos 15 minutos de Chamula se ubica la localidad de Romerillo. Su panteón, que lleva el mismo nombre, se distingue por una peculiaridad: se realiza una feria.
Entre los colores que nos regala la celebración, la fiesta, los juegos y la comida de la feria en contraste con el llanto, los recuerdos, las ofrendas, y la impotencia de no poder abrazar a sus amados, ese es Romerillo.
Con aproximadamente 10 metros de altura, 22 cruces adornadas con flores distinguen al panteón. Alrededor, la música se mezcla con los diferentes géneros.
El fuego de las veladoras o la pequeña fogata con las ofrendas y sus seres queridos alrededor, añorando y llorando el recuerdo se contrastan con la rueda de la fortuna que se visibiliza a lo alto.
Zinacantán
Un municipio que se distingue por su floricultura, la cual lo demuestra en su panteón cada 1 de noviembre. Cada tumba es adornada con cientos de flores, lo que hace ver en el lugar un espectáculo floral.
La diferencia de los sepulcros a los de Chamula es que son construidos con material de cemento, haciendo sepulcros más grandes, incluso de azulejos.
Los tsotsiles zinacantecos reciben a sus seres queridos, entre el aroma de las flores e incienso. Vestidos con sus tradicionales trajes llenos de flores bordadas, hombres y mujeres conviven entre el pox, tamales, cigarros y frutas.
Zinacantán se ubica a media hora de la ciudad de San Cristóbal de Las Casas.
Al igual que los otros dos panteones, se ha convertido en un atractivo turístico para visitantes estatales, nacionales y extranjeros, quienes ven una forma peculiar de vivir esta festividad en los altos de Chiapas.
