Apache Aguilar, de los trazos y las telas, a los encordados

Apache Aguilar, de los trazos y las telas a los encordados

by Divergente.Info

Pontxo Hierbas//Divergente.info.- Hablar de lucha libre en México es abordar parte de la cultura popular, un deporte espectáculo que ha servido como “punto de ebullición y de catarsis” del sentir de los mexicanos, un deporte que no reconoce clases sociales.

Lo mismo el vendedor ambulante que el oficinista que cuando hay función le cae; ese momento se vuelve un ritual para desfogar el alma y eso no tiene distingos.

En Chiapas, la lucha libre va más allá del “show bussiness”, el respetable llega de afrontar su realidad a desquitarse a punta de madrazos.

Son peleas a ras de lona, y no la del ring precisamente, lo mismo da un estacionamiento que un salón de fiestas o la calle, en medio de un festejo del santo patrón de la colonia; aquí lo que vale son los madrazos puros.

 

Historia detrás de la máscara

Hay personajes que han creado historia y se han quedado en la memoria de los chiapanecos, uno de ellos es Romeo Aguilar, mejor conocido como El Apache.

Con 32 años dedicados al arte del Pancracio, El Apache cuenta cómo la lucha libre llegó a ser parte de su vida diaria.

El Apache nunca se imaginó dentro de un ring repartiendo “madrazos”, él se dedicaba a los trazos, al corte y la confección, era sastre y hasta ahí. Afirma que practicaba deportes como karate, defensa personal, pero nada más, eso de darse de puños y patadas en un encordado “no era lo suyo”.

Su llegada a “ese nuevo mundo” fue a través de sus primos quienes un día lo llevaron a entrenar y en una de esas le pusieron una buena tunda que lo dejó en cama.

La primera vez, me dieron una que estuve en cama casi un mes sin poderme mover, cuando me bañé luego de salir de entrenar, no me podía ni parar».

Al mes regresó al ring y recibió otra ronda de golpes, nuevamente quedó en cama, pero ahora solo una semana. Esto provocó que llegara con mayor frecuencia a entrenar y se tragó el coraje, pasó un año y presentó su examen para luchador.

Luego del dolor viene la “calma” o la costumbre a los “trancazos”, y le entró duro al entrenamiento y las luchas hasta destacar en el pancracio chiapaneco.

 

Forjarse un nombre

El nombre de El Apache surge porque, luego de pasar su examen y obtener su licencia, le dijeron que iba a debutar y debía tener un nombre, quien le estaba dando la instrucción tenía una revista de vaqueros en su mano y había apaches, entonces de ahí se le ocurrió a Romeo Aguilar ponerse así, pues como sastre se le hizo fácil confeccionar su traje.

Comenzó a indagar cómo hacer los trajes, y en ese andar conoció a Martínez y Martínez, el primer mascarero que hubo en México, de quien comenzó a guiarse, y se le facilitó gracias a su experiencia en el corte y la confección de ropa.

Ya con la idea de cómo hacerlo, diseñó y confeccionó su traje y además confeccionaba los trajes de otros luchadores sin que estos supieran que su sastre también le hacía a las luchas.

Al inicio, durante los primeros tres años, El Apache logró mantener esa doble identidad, y cuenta que nadie de su familia y amigos sospechaba que era él quien, algunos días, se debatía entre llaves y golpes en el encordado. Esa vida secreta detrás de una máscara, cual superhéroe de revista, de día sastre, de noche, experto en llaves, golpes y caídas.

“Éramos muy celosos del personaje, cuidábamos la identidad” cuenta sonriente mientras recuerda sus inicios en este deporte.

Los Astros fueron los primeros en conocer su doble identidad, antes de una función de lucha libre, y desde ahí reconocieron su capacidad y se volvieron sus amigos, aunque aclara que, “arriba del ring eran mis enemigos”.

«Nosotros nos hicimos ‘rancheando’ no había difusión en medios como ahora, nos dimos a conocer trabajando, hasta que Canal 5 empezó a transmitir la lucha chiapaneca».

 

Migrar para darse a conocer

Destaca que su mejor logro fue irse a Guatemala, “logré ser campeón de la IWWA enfrentándome en ese entonces a la Dinastía Carontes, con ellos fue con los que más luché, aunque allá luché como ‘Dólar Negro el pocho maldito’, estuve cinco o seis años luchando allá, donde logré destacar más que en Chiapas”.

Aquí desgraciadamente, nadie quiere dejar pasar a nadie, los que ya están solo ellos son luchadores, los demás no son nada, y no dejan pasar a nadie. por eso preferí salirme de acá y logré lo que logré”.

Señala además que, cada año hacen una fiesta en la arena a donde él asistía en Guatemala, “siempre me iba y me recuerdan, esa es mi satisfacción. De aquí son muy pocos los que lo han logrado hacer algo”.

 

La lucha más importante de su vida

Recuerda que su peor lucha fue con Los Daneses, donde se fracturó la clavícula y se le fue el brazo para atrás, “me tuve que retirar como año y medio, los médicos me dijeron que ya no iba poder luchar, ese fue mi peor momento, pero logré recuperarme, entrenar y empezar de nuevo”.

Pero sin duda, una de las luchas más difíciles en su trayectoria fue cuando le diagnosticaron diabetes, pues se puso bastante mal y su cuerpo ya resentía los golpes y las fracturas.

Llega le edad en la que uno no puede aguantar tanto, tienes el conocimiento, pero el cuerpo ya no reacciona igual, ese es el momento en que tiene uno que pensar en retirarse”.

Con cierta nostalgia en la mirada, Romeo Aguilar recuerda ese momento, uno de los más difíciles de su carrera, cuando tuvo que decidir colgar la máscara y cuidar su vida.

Para no hacer el ridículo arriba de los rines me salí, preferí retirarme y que la gente me recordara como un buen luchador, dándole el respeto que el público se merece, pero no me alejé de la lucha libre, pues ahora soy réferi”.

Hoy, Romeo Aguilar «El Apache» también continúa haciendo trajes para luchadores, pero además cualquier tipo de prenda para la gente. “Yo le hago desde las botas y todos los accesorios que lleve el traje”.

Con más de 32 años arriba de los encordados, Romeo Aguilar reconoce que en Chiapas hay buenos luchadores, y exhorta al público a no dejar morir esta tradición.

Para mí la lucha libre ha sido mi vida, el amor, ha sido todo. desde que empecé me he dedicado a la lucha libre, peleando, confeccionando trajes, refereando, esa es mi vida” finaliza.

 

 

 

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