Foto y texto: Marcopolo Heam // Divergente.info.- Fue un sábado caluroso en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez y el Teatro Emilio Rabasa anunciaba una tocada de rock. Era de la legendaria banda mexicana Liran’ Roll, quien después de 12 años volvía a la capital para celebrar su XXXIV aniversario.
La noche cayó en pedazos, dos horas de música retumbaron en el recinto al ritmo de uno de los grupos emblemáticos del rock mexicano que surgió a principios de los 90 liderado por Antonio Lira.
Esa noche, las y los asistentes se subieron al Barco azul donde cantaron un blues y se dejaron llevar por la nostalgia de aquellas canciones emblemáticas de la agrupación, Recuerdos que corearon hasta desgarrarse las gargantas.
El lugar fue testigo de que un buen Perdedor, se entregó a la lluvia de gritos en un unísono, en un Cuarto para las dos, recordando aquellos días de banqueta, grabadora y cassetes en la esquina de la colonia, en un planeta perdido, pensando en María.

















